A continuación ofrecemos el el contenido íntegro del disco acompañado de un breve comentario de Itxu Díaz (POPES80.com) sobre cada tema:
1. Esas palabras. Juego de saxos y ambiente de club de música negra para abrir "esas palabras". Un tempo suave y melancólico. Bruma, madrugada e imágenes en blanco y negro. Una historia de amor con imposibles. Y sobre todo un ruego: "si no me vas a querer, miénteme otra vez". Una voz femenina colabora en este primer corte y dirige la canción por momentos, es una voz preciosa que parece pensada para este dueto, es la voz de Dayamí Andux. El disco empieza así, con un tema que justifica ya todo el álbum. 2. El laberinto. Muchos la conocerán del repertorio de El Último Gato. Fue una de las canciones más logradas de su disco en directo 'Desenchufados', que además contó en aquella ocasión con los magníficos coros de Josu y Pablo (La Tercera República). Marcos ha decidido incluirla en este disco en solitario, revisada pero manteniendo todo lo básico de la canción. Y su pegadizo estribillo, pese a la línea rítmica y tendente a la balada de este álbum, no pierde nada de fuerza en esta versión que incluso gana en precisión y en sutileza con respecto al directo. 3. Si fueras. Estamos ante una de las canciones clave en la vida de este compositor ferrolano. "Si fueras" es quizá una de las principales culpables de que este artista forme parte de ese reducido elenco de compositores y letristas nacionales de primera que tal vez aún no han recibido su reconocimiento, pero cuyo valor se demuestra únicamente a través de sus canciones. "Si fuera una puerta tu tendrías la llave que la puede abrir / Si fueras un sueño ya sería la hora de irse a dormir / Somos distintos pero uno sin otro no puede vivir / almas opuestas que sólo el destino ha podido unir / Somos distintos pero yo sin ti nunca sería feliz". No hay nada que objetar a esta versión de "Si fueras", que pone de relieve una habilidad especial de Marcos Mella, la de viajar en secreto de la balada al pop y volver sin que el que escucha la canción se despierte del sueño. 4. No calles aún. Un fenómeno sorprendente: La historia que cuenta esta canción comienza a escucharse incluso antes de que el vocalista empiece cantar, gracias al llanto de la steel guitar del siempre magnífico Alvarito Lamas. La canción es una historia triste y desgarradora contada con tan buen gusto que no desconsuela sino que parece comprenderte y ponerse de tu parte. Su letra es digna heredera del estilo de Enrique Urquijo y su sonido lo es del elegante revestido de Los Secretos. Así empieza: "Fue una noche más / te acompañaba hasta tu portal / quién lo iba a pensar / que aquello podía ser el final / Poco más de las diez / tu voz temblaba otra vez / no hubo el beso de ayer / y ahora tan sólo di por qué / No calles aún / te sigo escuchando / aunque no es fácil de asimilar / cómo pudo ser después de tantos años / del mismo camino hacia tu portal...". Aunque la canción es una vieja conocida del repertorio de El Último Gato, este corte es probablemente lo mejor de este 'La penúltima vida del último gato'. 5. Amanece. Una de las canciones que ha recibido un lavado de cara más notorio en este álbum. La interpretación gana en energía y los arreglos saltan a la vista de quien sea capaz de trascender, sin quedarse atrapado en la belleza de la historia de "Amanece", cosa que no es tarea sencilla. Una historia de amor difícil, cargada de realidad y de una tozudez que a casi todos resultará familiar: "no me arrepiento / lo volvería a hacer / aunque tenga miedo / de volverte a ver". 6. Escondido en el silencio. Un tema que pertenece a la última etapa de El Último Gato y que tuvo gran peso en los últimos años en la historia del grupo. Una canción que aspiró a ser bandera y que por eso está mimada como ninguna, y se nota: "Escondido en el silencio me encuentro / escribiendo alguno de mis pensamientos / para qué negar que formas parte de ellos / para qué negar que eres la causa / de mis remordimientos". "Escondido en el silencio" brilla como los ojos de la protagonista de esta canción. No es fácil encasillar una canción que en cualquier disco sería el single pero que, en esta ocasión, tendría que discutirlo con muchos otros temas del disco. 7. Vagabunda. Es uno de las más populares de Marcos Mella y un referente entre las canciones de El Último Gato. "Vagabunda" es quizá una de las canciones más tristes de la música española de los últimos años. La historia es desgarradora, bonita hasta el llanto. Una historia cerrada que conmueve al oyente desde la primera escucha y en la que algunos encuentran en medio de su letra un guiño cómplice a los también ferrolanos Los Limones ("el llanto de la sirena sonaba en aquel callejón"). La versión recuerda mucho a las de discos anteriores, pero es un tema que tenía que estar aquí, en este disco, grabada de nuevo, de estudio y en versión 2007. 8. El último beso. Una canción que rompe el ritmo del disco por la mitad y suma más así a su valor. Después de una de las canciones más tristes del álbum, como es "Vagabunda", llega "El último beso", con aires de melancolía latina y colores de baile. Con los arreglos de Wilson Ortega (trompeta) que visten de oro la canción. Pero que nadie se engañe, el autor no se abandona al optimismo latino del baile tranquilo sin más, el tema encierra una letra cargada de melancolía, que recuerda también a los más clásicos compositores de la música española: "Si te preguntan por mí / diles que no me has visto / que la última carta que te escribí / ni siquiera la has leído" es su estribillo. 9. Navegando entre letras. Hay discos en los que el saxo es una compañía y luego hay otros que merece la pena escuchar aunque sea sólo por saborear como llora un saxo tocado con magia, con profundidad, como lo hace en esta tema Alberto Padín, que colabora también en el primer corte de este álbum. "Navegando entre letras" es otra de los temas imprescindibles del álbum junto a la ya mencionada "No calles aún". Es una canción de amor, escrita con elegancia y que cuenta además con la oportuna colaboración de una segunda voz mágica, la de Laura Amado: "Y te busco en la noche / y aunque cambies de nombre / siempre hay una estrella / que brilla donde te escondes / en tu mundo de sueños dibujando emociones / escribiendo en silencio algunas de mis canciones / Y navegando entre letras / despedimos a la noche". 10. Tatuaje. Uno de los temas que prácticamente se estrena en este álbum. Una canción que recuerda a las atmósferas que han sabido crear en los medios tiempos grupos como Revólver o Los Secretos, pero que se deja llevar con éxitos por las influencias latinas más antiguas o más clásicas. 11. Ritual. De nuevo el artista ferrolano nos vuelve a sorprender con este tema, que es uno de los más aplaudidos en los directos de El Último Gato. Sabíamos que "Ritual" cuenta con un estribillo pegadizo y despierto, que convence a la primera escucha, pero también sabemos ahora, gracias a esta nueva versión, que el rock que sugieren las guitarras eléctricas pueden sumarse al tren del "ritual" haciendo aún más grande la canción y dejando a la vista una perfecta definición práctica de ese género que muchos han bautizado sin excesiva exactitud como "poprock". Una delicia de canción en una versión que probablemente mejora todas las anteriores.
+1. Déjame soñar que existes. El primer "bonus track" del disco, nos muestra ahora un Marcos Mella con la única comnpañía -más bien soledad- del piano de Fran, derrochando intimismo y dejando al descubierto una canción que aspira a ser la gran balada de amor del disco. "Quiero verte reír / ser el motivo de tu risa / y regarme en tus ojos / que me devuelvan la vida / quiero perderme y encontrarte / soñarte noche y día o tal vez / convertirte en melodía". Tres minutos y medio de oro y soledad frente al teclado.
+2. Me pierdo. El segundo y último "bonus track" del disco es otra historia de amor, porque el disco cierra el círculo, hace sonreír y deja buen cuerpo. Otra balada en directo reservada a la soledad del piano y la voz. Otra letra de primera que hace soñar con el futuro a quienes esperan mucho de los próximos años de aventura musical de Marcos Mella y de su grupo El Último Gato.
Un cierre de lujo para un disco humilde, que llega sin grandes alardes, en silencio, y que merece la pena de principio a fin.El álbum se presenta además con un diseño acertado en el que los fans de la música del líder de El Último Gato se llevarán una bonita sorpresa, ya que el disco está acompañado de un gran libreto muy especial: se trata de un cuento titulado "El capitán que creía en sirenas", escrito por el propio Marcos Mella.
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